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Autoestima alta: estas son las bases para una crianza vertical y respetuosa

Escucho hablar de crianza respetuosa con dos interpretaciones muy distintas para ese concepto. Hay quienes creen que respetar a los hijos es no solo escucharlos, sino hacer y dejarlos hacer lo que ellos quieren. Suponen que los chicos saben lo que necesitan y les hace bien y también cuál es el mejor ritmo para su crecimiento, maduración, independencia y/o autonomía.

En ese grupo los problemas empiezan cuando los padres se cansan de esperar que ocurra ese crecimiento o cuando los chicos toman decisiones equivocadas que los llevan, por ejemplo, a dormir menos de lo que necesitan o a usar las consolas más de lo que les haría bien. Entonces están irritables, de mal humor o no rinden bien en la escuela y sus padres no entienden por qué. O siguen durmiendo en la cama de los padres durante años y no llega nunca a ese hogar el horario de protección al mayor y el respeto por el adulto y sus necesidades. Los adultos también merecen respeto y es parte de la tarea de los padres que los hijos lo aprendan.

Yo sostengo otra interpretación de ese concepto, que explica que la crianza respetuosa es un estilo de educación no abusivo, que imparte una disciplina que tiene sentido tanto para los padres como para los hijos (aunque a veces a los hijos les cueste reconocerlo), que escuchan a los hijos, comprenden sus deseos y pedidos, aceptan sus pensamientos y estados emocionales y ponen límites a conductas o palabras inadecuadas.

Hay quienes creen que respetar a los hijos es no solo escucharlos, sino hacer y dejarlos hacer lo que ellos quierenRed Fox studio – Shutterstock

Y la crianza… ¿es vertical u horizontal? Hay quien asocia la crianza vertical con arbitrariedad de pautas, una disciplina impuesta por decreto adulto, con un control excesivo, en una modalidad que les indica a los chicos lo que tienen que hacer, por lo que no aprenderían a pensar ni a resolver. Ese tipo de crianza vertical, cuyo rasgo principal es el autoritarismo, lleva a autoestimas bajas -porque hay que esconder todo aquello que no sea acorde a la autoridad suprema y los hijos terminan rechazando aspectos de su mundo interno- y a fortaleza de recursos, ya que los “no” fortalecen y llevan a buscar opciones y alternativas.

La crianza horizontal remite al movimiento permisivo, todos están a la par y tienen poder de decisión, sin controles externos más que los que termina imponiendo la vida. El resultado es la autoestima alta, porque los hijos se sienten poderosos (acá estoy yo y hago lo que quiero), pero son frágiles al punto de “ahogarse en un dedal”, porque les falta práctica de espera, esfuerzo, frustración, dolor y tolerancia ante los inevitables contratiempos de la vida. Y a menudo se convierte en crianza vertical “al revés” en la que los hijos mandan y los padres se someten, la familia es un barco a la deriva sin capitán y sin timón o con un capitán sin experiencia ni criterio para poner un rumbo.

Integrando ambos ejes llamamos crianza vertical respetuosa a aquella en la que la autoridad adulta es respetuosa de la persona del hijo, cuida y pone límites desde la protección y el amor, por lo que no es abusiva. Esta forma de disciplina tiene sentido -cuida la salud, la seguridad, el comportamiento ético y moral, el bienestar de todos y no solo el del hijo-, va entregando el control a los hijos a medida que crecen y tienen criterio para resolver. Los adultos toman decisiones desde su posición de mayor experiencia de vida y van dejando gradualmente a los hijos equivocarse, aprender de sus errores y atenerse a las consecuencias de sus decisiones. Por este camino los hijos aprenden a pensar y a sopesar alternativas. Y lo hacen sin dejar de seguir poniendo límites cuando lo consideran necesario y oportuno.

Esta crianza vertical respetuosa es asimétrica, los adultos cuidan y los hijos son cuidados, los adultos son grandes, tienen experiencia, y capacidad de empatía y de amor generoso, quieren lo mejor para sus hijos. “Vemos más lejos”, les decía yo a mis hijos cuando eran chiquitos.

La crianza vertical respetuosa es aquella en la que la autoridad adulta es respetuosa de la persona del hijo, cuida y pone límites desde la protección y el amorPexels

Los acompañan en vigilia atenta, despiertos y conocedores de sus debilidades y tentaciones, no con una vigilancia desconfiada y temerosa. Lo hacen de esa forma porque saben que a sus chicos les faltan:

La crianza vertical respetuosa integra lo mejor de los estilos mencionados, la autoestima es alta porque los hijos se sienten no solo queridos sino escuchados y respetados; los recursos personales se enriquecen y fortalecen, ya que de la mano de padres y madres aprenden a esperar, a esforzarse, a frustrarse, a pasarla mal y buscan, hasta encontrarlos, los caminos para salir de sus dificultades.

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