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La Revolución Libertadora fue un golpe de Estado que tuvo lugar en Argentina el 16 de septiembre de 1955, liderado por el General Eduardo Lonardi, que derrocó al gobierno del General Juan Domingo Perón, quien había estado en el poder durante una década.
Este evento marcó el inicio de un período de dictadura militar que se autodenominó “Revolución Libertadora”. Este régimen buscó reformular las relaciones de Argentina con el imperialismo, abriendo la economía a la penetración del capital norteamericano y disciplinando a la clase trabajadora mediante la eliminación de las conquistas obtenidas en los años previos, con el objetivo de aumentar la productividad del trabajo.
La Revolución Libertadora se caracterizó por su intento de erradicar al peronismo de la escena política nacional. Bajo el liderazgo del General Pedro E. Aramburu, quien asumió la presidencia el 13 de noviembre de 1955, el nuevo gobierno avanzó en su ofensiva contra los trabajadores. Se intervino la Confederación General del Trabajo (CGT) y se disolvieron los sindicatos. Además, se impuso el decreto-ley 4.161, que prohibió el uso de símbolos peronistas, desde cantar la marcha peronista hasta mencionar a Perón y Evita, lo que podía significar cárcel.
El gobierno de Lonardi, que inicialmente había expresado una postura más conciliadora con el lema “Ni vencedores ni vencidos”, fue desplazado por Aramburu, quien representaba a un sector más vinculado a la oligarquía liberal y a los intereses norteamericanos. Este cambio reflejó una mayor dureza en la represión y en la implementación de políticas económicas que favorecieran la inversión extranjera.
La respuesta de la clase trabajadora a la dictadura fue notable desde los primeros meses del gobierno de Lonardi, lo que llevó a su desplazamiento. La resistencia obrera se manifestó en enfrentamientos con las tropas, marchas y manifestaciones espontáneas en lugares como el Gran Buenos Aires, Rosario y Tucumán. Los trabajadores se opusieron a las ocupaciones de los sindicatos por parte de los agentes del gobierno, enfrentando también a los “comandos civiles” antiperonistas.
Este período de la historia argentina es visto como una etapa de represión y proscripción política, en la que se buscó desmantelar las estructuras del peronismo y reprimir a la clase trabajadora. Sin embargo, también fue un momento de resistencia y lucha por parte de los trabajadores, que se organizaron para enfrentar las políticas del nuevo régimen.
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