Esta semana, Perfil Córdoba adelantó que FAM Srl tomará el control de tres corredores y dos líneas de la empresa Estatal TAMSE. Es la primera movida que sale a luz, pero no sería la última. Se espera que otros actores se sumen a la movida para administrar los servicios urbanos.
FAM Srl, la empresa que se hará cargo de 5 corredores y dos líneas de TAMSE
El flamante operador es propiedad de Christian D’Allesandro uno de los dueños de FonoBus, pero no es FonoBus (quien opera con una UTE en el servicio urbano de Villa Allende). Relanzó la empresa El Quebrachal, que tiene a cargo un pequeño tramo en las sierras de Córdoba. Su nómina no supera los 50 empleados y poco menos de una decena de colectivos. Ahora, absorberá 900 empleados y cerca de 290 unidades, de un día para el otro.
Sin llamado a licitación o conocimiento de pliegos, a partir de febrero nuevas unidades comenzarán a circular por la capital con “Grupo FAM” ploteado en sus laterales. “Hace acordar a la llegada del Grupo Plaza, entre gallos y medianoche”, exageran -quizás- algunos conocedores de la materia.
Para que puedan trabajar en Córdoba capital, el municipio debería otorgarle, además de las líneas y corredores, una habilitación provisoria. Prestar el servicio conectando barrios no es lo mismo que circular por rutas uniendo localidades. “Deben explicar que FonoBus está inmerso en una pelea familiar profunda, aquí no está el respaldo de FonoBus, es solo uno de sus socios“, indicó un empresario del rubro.
Las cinco nuevas unidades de FAM que llegaron a Córdoba se instalaron en el predio de ERSA ubicado en Camino San Carlos. Allí se encuentran, además, parte de las 350 unidades que la municipalidad le alquila a la empresa que abandonó raudamente a los usuarios. De esos coches solo salen a la calle unos 200. “Mil millones de pesos mensuales para alquilar chatarra“, exclamó un perito en la materia.
¿Cuál es el plan del municipio?
El municipio aún esconde bajo siete llaves el nuevo plan del transporte. Se entiende que algún diseño deben estar barajando en las discusiones con los interesados, de lo contario sería muy arriesgado que los inversores privados se sumerjan en algo desconocido.
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A los empresarios y técnicos en la materia les llama la atención que Roberto Albizu, vicepresidente de ERSA y muy ligado a Lusa (corporación ligada a la logística urbana), sea uno de los principales asesores en la construcción del nuevo sistema de transporte que debería presentar este año Daniel Passerini.
Hasta ahora, el plan es contar con corredores metropolitanos que conecten el gran Córdoba con líneas urbanas e interurbanas y con mejores coches que cumplan con las frecuencias. En la necesidad del municipio de cortar la sangría de fondos (10 mil millones de pesos) que implica sostener el actual sistema de transporte urbano en la capital cordobesa, todo parece precipitarse.
El Palacio 6 de Julio entiende que cada centavo que se va para el transporte, aunque necesario y útil, es menos dinero para obras u otras acciones. Los fondos son finitos y algunos opositores alertan por la poca transparencia.
La cifra que tienen en mente como límite es un recorte del 70%. Continuar subsidiando, pero con solo un poco más de 3 mil millones. Todo apunta a la estatal TAMSE, sus empleados y sus gastos.
Coniferal ya no puede -y no quiere- hacerse cargo de más corredores. En el último año, tras la salida de ERSA se duplicó. Sumó dos corredores y unas 150 unidades nuevas en la calle. “Son muy serios y tradicionales, una movida como esta puede poner en riesgo la estabilidad de la empresa. No juegan con fuego“, explicaron.
TAMSE O TAMSA
El nuevo esquema tiene por objetivo tentar a nuevos operadores privados. La empresa municipal viene de años de varias gestiones municipales de diferentes colores. Su planta de personal está sobredimensionada. Cuando los privados cuentan con un promedio de 3,2 o 3,3 personas por coche, en TAMSE son al menos seis, el doble.
La intención es clara: poner planta en manos de privados para bajar los costos. En medio de la movida, achicar TAMSE. Eficientizar la empresa estatal, con una estructura mucho más chica. La flota de colectivos está bastante actualizada. Tanto Llaryora como Passerini la nutrieron con unidades 0 km.
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Asumir el servicio parece sencillo en los papeles. Se llega con nuevas unidades a través de acuerdos con las fábricas y una nómina de empleados que se paga con ayuda municipal, para mantener en calle las 700 que demanda la ciudad. Pero no todas las compañías cordobesas pueden asumir el riesgo.
Por ejemplo, Sarmiento (uno de los que se barajaba para TAMSE) se ocupa del urbano en la localidad de Villa Allende. Fonobus, hace lo mismo en Villa Carlos Paz y en el sector denominado “la banana”, uniendo Tanti y Cuesta Blanca. Otras empresas destacadas son Sierras de Calamuchita o InterCórdoba.
El mayor temor es la experiencia demostrable de cada uno de ellos. “Algunos llegan y se enteran de que los colectivos tienen seis ruedas en lugar de cuatro”, afirma un experimentado empresario.
Las miradas apuntan al Grupo Dota como el principal operador de la jugada. La empresa de la familia Faijá llegó a concentrar, en su momento, el 57% de los subsidios al transporte de nación. Es un conglomerado que circula por el conurbano bonaerense y tiene acuerdos aceitados con las fabricantes de colectivos, Mercedes Benz/Colcar, por ejemplo. Y, como si faltara algo, fomentó la conformación de un gremio paralelo de choferes en su pelea con UTA Nacional que conduce Roberto Fernández.
La transición hacia un sistema más eficiente enfrenta numerosos desafíos, desde garantizar la continuidad del servicio hasta preservar la transparencia del proceso. Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación cómo se desarrolla este cambio en un servicio esencial para la vida cotidiana.