El Presidente Javier Milei estrenó su mandato con un discurso donde anticipó que las medidas de ajuste que se vienen serán durísimas. En síntesis: se viene lo que alguien, años atrás, llamó “Economía de guerra” para enfrentar la que describió como la peor herencia que recibió un gobierno en la historia argentina.
La contundencia de las palabras de Milei causó un efecto no menos contundente. A mayor dureza en describir lo que se viene, más aplausos recibía de la gente que se acercó a la Plaza de los Dos Congresos. Fue un correlato de la campaña. Milei se animó a juntar votos diciendo lo que iba a hacer.
Milei reiteró que “no hay plata” y recibió una ovación. Milei dijo que la Argentina se encamina a meses de mayor inflación, menor actividad económica, y problemas en el empleo y la multitud respondía con “MIlei, querido, el pueblo está contigo”.
Un anuncio, como se dijo, de “economía de guerra” con un efecto totalmente opuesto a cuando le tocó a Raúl Alfonsín, en 1985, al hacer su propio anuncio de economía de guerra. Si es por hablar de historia, Milei evocó el “rodrigazo” de junio de 1975 y dijo que hoy la situación es incluso peor que entonces.
Milei, como le habían aconsejado, detalló con trazo grueso pero con crudeza, la herencia recibida. Denunció que el kirchnerismo le dejó plantada una hiperinflación que no deja lugar a la discusión entre shock o gradualismo. Milei dice que el shock es el único camino posible.
Habló de que se viene un fuerte ajuste del gasto para alcanzar el equilibrio fiscal lo antes posible. Pero advirtió que el costo del ajuste recaerá sobre el Estado y no sobre la actividad privada.
Mencionó la situación de la deuda pública y del Banco Central. Dijo que se pondrá fin a la emisión de dinero y con ello a la única causa de la inflación.
También dijo que el cepo cambiario “no solo constituye una pesadilla social y colectiva” sino que se traduce en altas tasas de interés, baja actividad y salarios miserables. No hay pistas sobre cuánto tiempo tardará este Gobierno en llegar a la normalización del mercado cambiario. No era momento para hilar fino, evidentemente.
“No hay solución alternativa al ajuste” subrayó Milei. “No existe solución viable en la que se evite atacar al déficit fiscal. Haber emitido pesos por el equivalente a 20 puntos del PBI no es gratis”.
Milei retiró que para hacer gradualismo hace falta financiamiento, y lamentablemente “no hay plata” dijo, en lo que ya parece un slogan que marcará el inicio de mandato, vaya a saber hasta cuándo. El dramatismo de sus palabras fue respondido con una ovación de la gente
Dicho esto, Milei señaló, como para dar esperanzas, que “comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país, expresado en la voluntad de cambio de los argentinos de manera contundente y que ya no tiene retorno. Vamos a enterrar la decadencia e iniciar una era de paz y prosperidad”
También citó a Julio Argentino Roca: “Nada grande ni duradero se conquista si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios”
En ese panorama planteó, tal vez anticipándose al empinado camino de la negociación legislativa, donde el Presidente no tiene mayorías, y más bien está lejos de ellas:” No tenemos alternativa ni tiempo para discusiones estériles. necesitamos acción inmediata”
Milei anticipó que “no venimos a perseguir a nadie ni a saldar vendetas. No es un proyecto de poder, es un proyecto de país. No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía interfiera con el cambio que el pueblo eligió. A los que quieran sumarse los recibimos con los brazos abiertos. No importa de donde venga, que hayan hecho antes, lo que importa es hacia donde quieren ir. Pero la violencia o la extorsión para obstaculizar encontrará un presidente con convicciones inamovibles.No vamos a claudicar ni retroceder ni rendirnos, vamos a avanzar con los cambios que el país necesita.”