Cuerpos sensuales desnudos, puestas en escenas que asemejan orgías, vínculos eróticos de todos los géneros e historias propias del deseo carnal en el último tiempo ganaron los escenarios y reductos artísticos de Buenos Aires. Es que el teatro lentamente está cambiando la piel de la noche porteña. Lo que hace apenas una década parecía reservado a discotecas temáticas o espacios marginales, hoy gana cartelera central, aplausos e inédita atención mediática. El fenómeno tiene un punto de partida concreto: el estreno en 2019 de “Sex, viví tu experiencia”, la creación de José María Muscari que convirtió al sexo, despojándolo de culpa y tratándolo con glamour, humor y talento, en el eje de una propuesta artística que desafía etiquetas, prejuicios y aúna intereses, criterios y géneros.
Pionera. “Mi obra ‘Sex’ no es un espectáculo de sexo. Es un espectáculo que toma al sexo como tema y donde artistas convocados de diferentes áreas bailan, actúan, cantan, hacen performances, acrobacias y desnudos. Es un espectáculo de talentos que toma al sexo como leitmotiv”, explica Muscari a NOTICIAS sobre el éxito sostenido durante más de seis años de su flamante obra, la cual rompió todas las creencias de lo que debe ser una pieza teatral alternativa. Y desarrolla su teoría: “La fórmula se sostiene en dos pilares muy claros, al menos para mí, la calidad de sus intérpretes, que son figuras del espectáculo argentino como Diego Ramos, Gloria Carrá, Romina Ricci, Julieta Ortega, Nicolás Riera y Valeria Archimó, entre tantos otros, y la experiencia inmersiva que ofrece”. “Sex, el show” se presenta todos los fines de semana en Gorriti Art Center y el público puede elegir mirar desde la comodidad de una mesa, participar en la zona roja o atreverse al cuarto oscuro para vivir escenas de alto voltaje performático. Desde su estreno, fue visto por más de 700 mil espectadores, lo que pavimentó un camino que actualmente transitan otras obras de su estilo. Y concluye: “Debido al éxito de ‘Sex’, estrené otra obra con la que hago gira por todo el país que se llama ‘Sex, la obra’. donde profundizo con texto y cuatro actores (Diego Ramos, Gloria Carrá, Julieta Ortega y Nicolás Riera) temas como la fantasía, la fidelidad, la durabilidad del amor, la aceptación, la diversidad y la bisexualidad. Todos tópicos que interpelan a cualquiera de nosotros aunque no lo reconozcamos”.
Una obra que maneja una estética similar, aunque más directa a lo erótico, es “El Circo de putas”, creación de Salomón Ortiz, donde la provocación baila al compás de la música para darle forma a una narrativa sobre nueve prostitutas que eligen serlo. Su director resume la idea: “Hablamos de masturbación femenina, orgías, sadomasoquismo y bisexualidad, pero lo hacemos de manera cómoda, con humor y sin vulgaridad. Jugamos en el barro pero no salimos manchados”. El espectáculo, que cumple cuatro años en cartel, apunta a mayores de 25 años y convierte la sala del “Behind Bar” de Palermo en un espacio de confidencias donde incluso espectadores comparten sus experiencias íntimas en vivo.
Narrativa. En todas las obras donde la piel semidesnuda ejerce como mapa por donde el espectador inicia su recorrido teatral, el sexo no se presenta como un fin, sino como un recurso estético y temático. El límite no es el pudor sino el buen gusto, mientras que el motor, en todos los casos, son la curiosidad y las ganas de llevar los límites de la sexualidad al extremo del juego y disfrute.
Mauro García, productor y director, encontró en “Erotika” su espacio de experimentación performático sexual. El show, basado en fantasías recolectadas entre amigos y en sus propias incursiones en el ambiente swinger, propone una experiencia sensorial intensa. “Todo está muy cerca y es bastante fuerte pero sin caer en lo trash. No es para cualquiera. El artista está al lado y hay mucho acercamiento. Está permitido todo menos el sexo explícito”, describe. Con humor como condimento y un clima de complicidad, su obra se convirtió en una suerte de “club informal” de espectadores que repiten la experiencia y aseguran que reavivan la pasión con su pareja cada vez que van.
La provocación también se viste de cabaret en “Che Madame”, un espectáculo que combina música en vivo, humor y striptease con guiños al burlesque clásico y la picardía porteña. En este formato, la seducción pasa más por la sugestión que por la exposición directa, y el juego con el público se da entre copas, canciones y sutilezas que invitan al espectador las más sugerentes variantes de su sexualidad.
Un poco más oscuro, y coqueteando con los fetiches, emerge la obra “Perversión (Manicomio Freak Show)”, la cual lleva la adrenalina a otro nivel, con performances de terror, erotismo, disciplinas, faquires y circo. Denise Mellebovsky Chaia, una de las anfitrionas y que más interactúa con el público, reconoce: “Pongo mucho el cuerpo, lo vivo desde la verdad, sin fingir. A veces la gente me pide que la latigue o le doy de comer de mi mano. Los espectadores pueden participar o no, es a elección de ellos y nadie los obliga. Pero en escena hay incomodidad, erotismo y eso moviliza al público que siempre se va muy arriba en su ánimo”. Inspirada en los tabúes más díscolos, la obra mezcla heavy metal, maquillaje extremo y escenas que alternan lo grotesco y lo sensual, buscando siempre una respuesta visceral.
Un punto en común es el perfil del público, el cual se repite a modo de patrón en todos estos tipos de espectáculos. Parejas en busca de nuevas emociones, grupos de amigos, despedidas de soltero y curiosos de todas las edades, aunque la franja fuerte va de los 25 a los 50 años, que encuentra en estas funciones un lugar donde explorar fantasías, compartir miradas y desafiar prejuicios.