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Radiografía del fútbol palestino entre ruinas

La tierra yerma todavía esconde sueños bajo los escombros. Aunque el paisaje es desolador, Palestina siempre encontró en el fútbol una pequeña válvula de escape en medio de la tragedia. La FIFA que ahora calla los crímenes del estado de Israel en Gaza había contribuido a que la vida en la Franja fuera un poco más llevadera. Aportó fondos para construir doce estadios de los que ya no queda nada. Los bombardeos indiscrimandos del gobierno sionista de Benjamín Netanyahu los destruyeron. Al 3 de julio pasado, la Asociación local contabilizó esas obras entre las 264 instalaciones deportivas bombardeadas. Algo más de 180 quedaron inutilizadas por completo. Pero esa cifra todavía no indica lo peor. Con el asesinato de Muhannad al-Lili, jugador del club Nadi Khadamat Al-Maghazi, ya suman “265 mártires de la familia del fútbol” como publicó en su página oficial la entidad que ya no puede organizar los torneos. En todas las actividades deportivas, la cantidad de muertos ascendía a 585 hasta los primeros días de este mes.

“En un abrir y cerrar de ojos, Israel convirtió los campos de fútbol de Gaza en cementerios desolados, como hizo con la mayoría de nuestros edificios, instituciones e infraestructura. Caminar hoy en la ciudad de Gaza se parece a caminar por una ciudad fantasma. La guerra acabó con la alegría, la juerga y el entusiasmo de nuestras vidas. Y muchos de esos amigos a quienes llamaría para jugar han sido asesinados trágicamente durante este genocidio” cuenta Bader Alzaharna, un joven gazatí de la fundación Generation Amazing (Generación Asombrosa) que trabaja con Naciones Unidas, federaciones de fútbol, clubes profesionales, ONG y otras lideranzas del ecosistema del deporte.

La Asocación Palestina recuerda que Muhannad al-Lili “intentó viajar fuera de Gaza para reunirse con su esposa, quien había salido de la Franja rumbo a Noruega en un viaje de negocios antes del estallido de la guerra. Sin embargo, no lo logró y se le impidió ver a su hijo mayor, nacido fuera de la Franja de Gaza”. Antes de jugar en Nadi Khadamat Al-Maghazi, había salido subcampeón de la liga en el Jabalia Youth Club, durante la temporada 2018/2019. Después fichó por el Gaza Sports Club, donde sufrió una lesión del ligamento cruzado que le impidió jugar hasta regresar a su último equipo. Murió después de ser atacado por un dron el jueves 3 en el centro de Gaza. Estaba en su casa.

 El futbolista Muhannad al-Lili, del Nadi Khadamat Al-Maghazi, murió durante un ataque aéreo en Gaza.

En esas condiciones imposibles de asimilar en cualquier liga de fútbol, en medio de una guerra de exterminio, el fútbol palestino avanzó tres puestos en el ranking mundial de la FIFA. Pasó del 101° al 98°. Un escalón por debajo de Bielorrusia y otro por encima de Mozambique sobre una cantidad de 210 selecciones de todo el planeta. La Federación que preside Infantino, se sabe, tiene más asociaciones afiliadas que países las Naciones Unidas.

El equipo nacional palestino no pudo continuar en las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá porque Omán le empató al minuto 95 con un penal inexistente (1 a 1). El partido se disputó en Jordania y si lo ganaba hubiera pasado a la ronda siguiente y mantendría viva su chance de ir a la Copa.

En la selección juega un argentino: Agustín Manzur. Ex Godoy Cruz y Deportivo Maipú de Mendoza que en la actualidad está en Guaraní de Paraguay. Uno de sus compañeros, Alaa El-Din Hassan, del club qatarí Al-Arabi, sabe bien lo que es ser un perseguido en su propio país. Vive sometido a vigilancia constante. Nació en Mashhad, una localidad árabe situada en Israel, pero juega para Palestina. Pasó por clubes de Alemania y Portugal y además por varios de su nación de nacimiento. Es delantero y debutó en el seleccionado el 6 de septiembre de 2023 en un partido amistoso contra Omán que terminó en derrota.  

La Asociación que él representa informó que “fue objeto de una serie de amenazas e interrogatorios por parte de las autoridades israelíes durante una visita a su ciudad natal de Al-Mashhad en Galilea. El jugador explicó que la investigación se centró en su incorporación a la selección nacional palestina y su representación. Su teléfono móvil también fue confiscado”. 

La política de hostigamiento que desarrolla el estado de Israel contra el fútbol palestino, sus dirigentes, entrenadores y jugadores lleva al menos dos décadas. En 2010, varias canchas de césped artificial terminaron en ruinas en Burin, Beit Ummar y Beit Foreeq. En 2011 fueron cancelados tres partidos internacionales con Zambia, Gambia y República Centroafricana por presiones de Israel. El principal escenario deportivo de Gaza fue bombardeado el 18 de noviembre de 2012. En diciembre de ese año no pudieron ingresar a Palestina varios futbolistas iraquíes. Al vicepresidente de la Federación Palestina de Fútbol le impidieron salir de Gaza. Un subcontratista de origen jordano enviado por la FIFA para evaluar las condiciones de varias canchas de césped artificial fue demorado en 2013.

A medida que los colonos israelíes avanzaban en territorios ocupados, se interrumpían las obras en los estadios por construirse por razones de seguridad. La mayoría de estos datos integran el informe Israel estorba el fútbol en la Palestina ocupada: 2008-2014, del Movimiento No violencia activa Internacional y la Asociación local.

La estrategia de tierra arrasada en los territorios palestinos dejó a la Franja en ruinas. La imagen extendida de que es la cárcel a cielo abierto más grande del planeta quedó desplazada por otra. La de un gran cementerio donde todavía yacen cadáveres sin identificar bajo los 163.778 edificios destruidos por los bombardeos de Israel. Ese número había sido monitoreado por UNITAR en enero pasado, el Centro de Investigación de Imágenes Satelitales de la ONU. En porcentaje representa el 66 por ciento del total de las viviendas en los centros urbanos de Gaza.

En ese marco, los estadios de fútbol, como dice la Asociación Palestina, “se han convertido en fosas comunes, otros en cuarteles militares para el ejército de ocupación o en centros de detención donde los soldados cometen los crímenes más atroces contra la humanidad, como ocurrió en el Estadio Yarmouk”. Esta cancha quedaba en el oeste de Gaza. Hoy está inutilizable. Niños y adolescentes jugaron en su superficie polvorienta rodeados de edificios bombardeados durante meses. Con la crisis de los desplazados se convirtió en un enorme campo de refugiados cubierto de carpas. Lo que queda de sus tribunas con capacidad para 9 mil personas es una postal inconfundible de la actualidad del fútbol palestino.

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