Luego de tres semanas en silencio tras finalizar su encomienda como embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar reapareció en sus redes sociales personales para lanzar una dura crítica a la orden de cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América.
“El arrogante intento de Trump de borrar el nombre del Golfo de México, que tiene cuatro siglos de antigüedad, es una muestra de ignorancia y de un desprecio absoluto por la historia, por México y por las Américas. Esto no es liderazgo, es egoísmo desvergonzado”, sentenció el diplomático en X este miércoles 29 de enero.
Tenía más de siete años que el político estadounidense no utilizaba sus redes personales, ya que durante su mandato en la Embajada en México siempre utilizó los canales oficiales incluso para emitir sus opiniones; hoy, ha roto el silencio, para criticar la orden ejecutiva que el nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, firmó unas horas después de su investidura.
A casi un mes de que Salazar dejara nuestro país, hoy sale a defenderlo y, aunque siempre expresó el cariño que le tenía a México dado que sus padres eran hispanos y él mismo se asume como una persona ‘mexicano-estadounidense’, lo cierto es que su encomienda diplomática estuvo caracterizada por varias diferencias, principalmente con el expresidente AMLO.
Vale recordar que Ken Salazar llegó a México en 2021 por designación del mandatario demócrata Joe Biden y desde entonces mantuvo una relación cordial con el expresidente Andrés Manuel López Obrador aunque ésta después se tornó tensa luego de que emitiera pronunciamientos sobre decisiones que se tomaban en el Ejecutivo que en su país consideraban como amenazas para la relación bilateral.
Una de las principales polémicas se dio cuando Salazar criticó abiertamente la estrategia de seguridad del gobierno mexicano (’Abrazos, no balazos’) calificándola de fallida en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. Estas declaraciones causaron malestar en el gobierno mexicano, que las consideró una injerencia en asuntos internos.
Otro punto de fricción fue cuando Salazar cuestionó la capacidad de las instituciones mexicanas para combatir la corrupción y garantizar la aplicación de la ley. El embajador expresó su preocupación por la falta de avances significativos en esta materia, lo que fue interpretado por el gobierno mexicano como una falta de respeto a sus esfuerzos. Además, realizó comentarios sobre la situación de los derechos humanos en México, señalando la necesidad de mayores progresos en esta área.
Pero sin duda las duras críticas a la Reforma al Poder Judicial de 2024 representaron el punto máximo de tensión entre el diplomático y AMLO, y en sus últimos meses ya durante el mandato de Claudia Sheinbaum. Y es que Salazar cuestionó si esta controversial iniciativa realmente abonaría en el combate a la corrpción y si garantizaría un sistema judicial independiente e imparcial. Estas declaraciones fueron vistas por el gobierno como una intromisión en asuntos internos; ante este panorama, y ambos mandatarios coincidieron en que el diplomático no estaba respetando los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos.