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Las claves para seguir el discurso de Milei: una misa de domingo para mostrar al personaje y su evangelio

“El desempleo es un problema de salarios, no de trabajo”, escribió en 1927 el economista austríaco Ludwig von Mises. Era la reducción del salario, para la escuela austríaca, la clave para alcanzar el pleno empleo y esquivar los fantasmas del estancamiento y el repago de la deuda de los perdedores de la Primera Guerra, en la Europa de hace 100 años.

Su contemporáneo, John Maynard Keynes, contestaba así: “¿La culpa es de los trabajadores por trabajar poco y cobrar demasiado?”. El inglés sostenía que la deflación llevaría al malestar social y declive nacional rechazando la solución de von Mises. Keynes decía que los mercados no podían resolver los problemas por sí solos y que entonces había hacer ‘política anticíclica’.

Los fantasmas de esta discusión estarán detrás de las ideas del discurso de Milei de hoy. Su hipótesis de trabajo con el Presupuesto fue, básicamente, que la política económica ha sido la causante de los ciclos económicos (caídas o auges) en Argentina y que fueron las políticas anticíclicas, inspiradas en Keynes, las que sacaron a la economía de su trayectoria natural (que los austríacos sugerían para purgar los males y pecados de los gobiernos), sembrando la tierra de inflación (para Keynes algo de inflación no era malo, de vuelta, en un contexto depresivo).

“El proyecto de Presupuesto 2025 plantea el personaje”, escucharon decir al Presidente cerca suyo. “El espíritu será lo que prediqué durante 30 años”.

Milei desde hoy negociará con lo más rancio de la política para aprobar el proyecto, pero ante sus fieles dirá que el objetivo es que el Gobierno vaya desligándose de las políticas monetaria (con su plan de emisión cero) y fiscal (déficit cero), para revertir cualquier variación del ciclo. La suba o baja del dólar (devaluación o apreciación del peso), un dato de inflación más alto o bajo en 2025, no es a lo que el mercado debería prestar atención desde mañana sino a si el Tesoro cumple con sus obligaciones de pagar la deuda. Y eso será así porque habrá déficit cero.

Vale recordar sin embargo lo que dijo Alejandro Werner, ex funcionario del FMI, hace una semana en el IAEF: la tolerancia de los argentinos a la volatilidad cambiaria es baja. El famoso miedo a flotar.

Por eso en la misa de esta noche, a persignarse y rezar. Amén.

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