El ultraderechista Javier Milei comienza a enfrentar problemas para formar su Gobierno, que asume el 10 de diciembre. El respaldo del expresidente de derechas, Mauricio Macri, fue clave para que ganara el segundo turno a Sergio Massa. Macri ahora pide retribuciones y Milei se encuentra atrapado entre la necesidad de conceder y emprender su propio camino. La balanza parece inclinarse hacia el lado de la devolución de favores. Patricia Bullrich, exministra de Seguridad de Macri y rival de Milei en el primer turno, volverá a ocupar esa cartera con el anarco capitalista. Ese nombramiento supone el desplazamiento de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, interesada en manejar esa área del Gobierno.
Bullrich y Milei se enfrentaron en duros términos durante el primer tramo de la campaña electoral. Para la primera, una promotora de la mano dura, el economista era un candidato improvisado y sin experiencia. Milei la descalificó. No solo dijo que ella era Bullrich una «segunda marca» suya. También la acusó de «terrorista» al exhumar durante el debate presidencial su pasado en la organización guerrillera Montoneros. Bullrich, aseguró, había arrojado una bomba en un jardín de infantes. Después se corrigió y dijo que había sido un jardín, a secas.
La entonces candidata de la coalición Juntos por el Cambio lo denunció ante los tribunales. «Las manifestaciones asertivas efectuadas por el candidato Javier Milei en un medio de comunicación masivo, en el contexto de la campaña política, revisten una inusitada gravedad institucional que no se ha visto en la historia democrática argentina«.
Bullrich apoyó a Milei al quedar relegada en el primer turno y se plegó a la jugada maestra de Macri de cobrarle muy caro una alianza de hecho en el balotaje. El odio compartido al peronismo fue mayor que los enconos personales. «Cuando la patria está en peligro, todo está permitido».
Fuertes presiones
No se ha cumplido una semana de su victoria electoral y el exmandatario se maneja en las sombras como una fuerza rectora. Milei ha tenido que suspender el viaje a Nueva York donde se proponía visitar la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, «el Rebe de Lubavitch», séptimo líder de la dinastía jasídica Jabad Lubavitch, quien murió en 1994. Milei ha asegurado que se convertirá al judaísmo. «Es sabido que el libertario dedica varios momentos de su día a leer pasajes del texto sagrado». Estos le llegan a su teléfono celular, enviados por su rabino de cabecera, Axel Wahnis, señaló ‘La Nación’. Pero sus veleidades religiosas chocan por estas horas con las «turbulencias» políticas, como las llamó ese diario. Emilio Ocampo, quien había sido designado al frente del Banco Central, ha dimitido antes de asumir ante la posibilidad de que Luis Caputo quede al frente del ministerio de Economía. Se trata de un exfuncionario de peso del anterior Gobierno de Macri, quien llegó a llamarlo «el Messi de las finanzas«. Caputo fue uno de los artífices del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el cual llegaron a Argentina unos 45.000 millones de dólares. Ese préstamo tuvo que ser refinanciado por la gestión de Alberto Fernández y condicionó su gestión de manera determinante.
«Macri pinta de amarillo el gabinete de Milei», señaló el diario ‘Página 12’, en alusión al color de su partido. El expresidente llegó a considerar que La Libertad Avanza (LLA), el partido del anarco capitalista, es inmaduro, carece de «volumen» le falta «equipo» y, además, es «fácilmente infiltrable«.
De acuerdo con el portal ‘La Política Online’, a estas horas Milei «busca enfriar el contraataque feroz» de Macri quien “en cuestión de horas” se ha quedado “con cuatro ministerios y el Banco Central”. Mientras tanto, «el asedio» del magnate causa «un tembladeral» en las filas de LLA. El presidente entrante necesita del macrismo como el agua: apenas tiene 15 diputados y 10 senadores. La derecha tradicional puede ser no solo decisiva en el Parlamento, sino aportar sus gobernadores provinciales para sostener al economista.